Ruta Un viaje por la Marina / Lanzarote

La historia de Arrecife es la historia de su Marina, un espacio bañado por el mar bajo cuyo amparo nació y creció la ciudad que hoy conocemos. Sus habitantes, la biodiversidad de sus aguas y sus bienes patrimoniales, han conformado un espacio y un paisaje singulares, que el ser humano ha ido modelando mediante distintos diálogos que ha ido manteniendo con el territorio. A través de esta ruta y de las estaciones de su recorrido, conoceremos algunos de los bienes patrimoniales más significativos, contenedores de memorias que han escrito y forman parte de la historia lejana y reciente de la ciudad.

Los Sabios Guías Intérpretes nos mostrarán la forma de relación entre la comunidad y su marina, recurriendo a historias de ciudad de cara siempre al mar y que se expresa, en este recorrido a través de su patrimonio etnográfico y de la sencillez y belleza de sus arquitecturas populares.

Bienes como el antiguo Muelle de Las Cebollas o la Casa de Los Arroyo, nos ayudan a entender el peso de la agricultura de exportación y su significado en la historia económica insular y en la generación del paisaje conejero. A su vez iconos tan representativos del litoral arrecifeño como el Puente de las Bolas o el Castillo de San Gabriel, pasando por el Charco de San Ginés, que ha sido espejo marino de recuerdos y juegos de infancia.

La colaboración de personas y entidades en la generación de los contenidos de la Ruta, va a nutrir al recorrido de la singularidad de la experiencia humana ligada al territorio. Con una propuesta atractiva y accesible para todos los públicos, el circuito está pensado para ver la ciudad de hoy con los ojos de ayer, para enriquecer la forma de contemplar la marina más bonita y mejor conservada de las capitales Canarias.

El Morro de La Elvira

El Morro de La Elvira toma este nombre de un barco que carenaban, al parecer, en este lado del Charco.

En la actualidad está en gran parte ocupado por construcciones, pero desde su punto más alto se obtiene la panorámica más elevada -y quizá la más completa- del Charco de San Ginés. Se trata de un conjunto rocoso que se eleva unos pocos metros por encima del nivel del mar. Según Agustín Pallarés, en lo alto de esta protuberancia rocosa del costado norte del Charco, hasta no hace muchos años se encontraba El Taro, construcción troncocónica entre tres y cuatro metros de altura y cuya función principal sería la de curar el queso y almacenar productos agrícolas a buen resguardo de los ratones. En sus alrededores fue frecuente la actividad agrícola y ganadera.

Castillo de San Gabriel

La primera fortaleza defensiva de Arrecife se construyó en El Islote de Afuera (más tarde llamado del “Quemado”) hacia el año 1573 por orden del Marqués de Lanzarote Agustín de Herrera. Esta construcción era en su mayor parte de madera y no lo suficientemente fuerte, como demostraría el pirata Morato Arraez en su ataque a la isla en 1586.

Años después y para reforzar las defensas de la isla contra los ataques, se reconstruye por orden de Felipe II y bajo la dirección de Leonardo Torriani la fortaleza original, dando lugar al castillo que hoy conocemos. Torriani le añadiría un camino empedardo con un puente levadizo (tiempo después se le añadirían las dos columnas y sería conocido como Puente de Las Bolas) para unir el islote con la orilla de Arrecife.