Ruta de la viña y la mudada / El Hierro

La ruta herreña nos traslada al municipio de Frontera. Este Valle de orillas y cumbres nos ofrece un itinerario guiado por las viñas, convertidas en vector estructurante del paisaje del Golfo. Las raíces de estas cepas afloran a través de las memorias de los mayores, Sabios Guías Intérpretes que nos adentran en una ruta de aromas y sabores. La industria del vino ha marcado los ciclos de la vida tradicional, a través de una organización basada en las estaciones y el ritmo de la cosecha. Una isla cuya población basculaba entre vertientes en la Mudada que marcaba las trashumancias agrícolas con cuatro secuencias al año.

Estas exigencias estacionales, de periodos marcados por la poda o la cosecha en El Valle, tenían una respuesta de sus habitantes, adaptados al año y al latido del cultivo. La tierra devuelve agradecida esta atención y cuidados en forma de buenos caldos y aguardientes.

En el recorrido nos acompañan aspectos que integran otros cultivos de la zona, que incluyen, desde la segunda mitad del siglo XX, variedades de frutas tropicales como la piña que endulza la ruta y dan futuro al sector primario.

El paisaje y el recorrido incorporan elementos de la arquitectura tradicional, que han sabido entenderse con el territorio que la sostiene. Este diálogo ha convertido en la actualidad a la Isla del Hierro, en referencia en materia de desarrollo, gracias al esfuerzo de generaciones de isleños, que han sabido combinar lo mejor, de lo tradicional y contemporáneo.

Así, los Sabios Guías Intérpretes nos aportan una mirada retrospectiva cuyo conocimiento se ha convertido en herramienta de futuro.

La alquitara o caldera

Antiguo ingenio anterior al alambique, la alquitara o también conocida como “la caldera”, fue el primer medio de distilación que utilizaron los quemadores herreños y su uso generalizado llegó hasta nuestros días. Principalmente de cobre, consta de dos partes fundamentales: la caldera y el capacete.

La caldera es el recipiente en el que se deposita el líquido a quemar y el capacete es la tapa del recipiente. Este posee dos cuerpos: uno, ejerce propiamente de tapa en forma de embudo, con un pequeño canalillo en la base por donde discurrirá el aguardiente hacia el exterior; y el otro cuerpo, es un recipiente donde se deposita el agua, la cual va enfriando y condensando los alcoholes evaporados, una vez comenzado el proceso de destilación.

La mudada

Ésta consistía en el desplazamiento de un gran número de vecinos procedentes de los diversos pueblos de la isla al Valle de El Golfo dos veces al año, en busca de optimizar al máximo los recursos agrarios y pastoriles que les ofrecía la isla en general. La estacionalidad fijaba las fechas de las mudadas.

La mudada alcanzaba su máximo exponente en el verano, con el comienzo de las vendimias, tarea que mayor número de personas demandaba e implicaba; familias, vecinos; parientes y amigos que se reunían en torno a fincas primero y lagares después, para ayudarse mutuamente. Sólo algunos pocos podían pagar jornales. La muda implicaba no sólo el traslado del núcleo familiar por los principales caminos de herradura que comunicaban el Valle, sino también el traslado de los pocos enseres y animales domésticos que poseían, tantas veces como mudas se realizaban.