Rancho de ánimas
Los ranchos de ánimas son parte una tradición que se inició tras la Conquista por medio de varias órdenes religiosas a finales del S. XVI y mediados del S. XVII, y se cree que esta ancestral tradición tiene sus raíces en el culto a los muertos de ritos paganos practicados en culturas mediterráneas de la antigüedad, y muy semejante al de los aborígenes canarios que se cree que también podían practicar. Actualmente se encuentran 12 ranchos en Canarias, 3 de ellas en Gran Canaria: el de la Aldea de San Nicolás, el de Valsequillo y el de los Arbejales, también conocido como “Los Cantadores”.
Se trata de una tradición musical y espiritual donde los diferentes grupos tocan y cantan recaudando dinero para las misas y para rememorar a los difuntos. Son muchas las personas que se iniciaban por la necesidad de crear vínculos sociales y sentirse más cerca de los demás, un punto de contacto social entre vecinos e interesados, donde participar y encontrar un nivel espiritual más alto. Una manifestación propia nuestra que poco a poco se ha ido quedando en los más mayores donde se procura purificar el alma de las ánimas, y ese rancho se encarga de recorrer el barrio para recaudar limosnas y celebrar las misas de esas ánimas, motivo por el cual hace siglos, la iglesia le dio valor y reconoció esta actividad, ya que iba en contra de los principios de la iglesia a pesar de lo que aportaba a la parroquia.
Esta celebración se lleva a cabo desde la primera semana de diciembre hasta febrero, coincidiendo con navidad, a partir del día de los difuntos, hasta la celebración de la pascua. Y una vez finalizada ese recorrido, se celebra una cena de gran importancia para el rancho. Mientras se cena con sancocho, queso y gofio, se continua el rito con la copla de la cena, allá donde se pueda como si es un local, o un garaje, y se realiza una representación cantada del episodio bíblico de la última cena, del lavado de pies, de la traición de Judas; siendo así que los cantos son prácticamente rezos, no solo en honor de los espíritus de las pérdidas de las personas del pueblo, sino también celebrando el amor y los recuerdos de los mismos, y dan significado a la muerte y el purgatorio de las almas. Cada uno tiene su papel, está el solista, quienes le acompañan en el canto, los que tocan y las jóvenes mujeres que mientras doblan el mantel, y se fomenta las conversaciones sobre sus vidas, sobre todo de los más jóvenes.
Los cánticos se acompañan de panderos, un tamborcillo, guitarras y timples, bajo un ritmo monótono, donde el solista lleva la iniciativa y el resto del grupo le responde, de tal modo que la sensación es una vibración interna que se hace notar en el ambiente
Desde el rancho de los Arbejales, se recorría tanto los barrios de Teror como los de Valleseco, Santa Brígida y San Mateo, por lo que existe mucha afluencia entre ellos. Recorriendo todos sus montes y haciendo partícipe de la vida social a todos aquellos que deseen involucrarse. Hoy en día no son más de unas 25 personas, siendo poco más de la mitad mujeres, y con un rango de edad que oscila entre los 40 y 80 años, notándose la falta de actividad por los más jóvenes.