Roques, piedras, paredones y maestros paredoneros.

El Roque Cano es un pitón fonolítico, resto de una chimenea de lava que ha quedado en resalte porque la erosión ha movilizado las rocas que lo rodeaban. Forma parte del Monumento Natural del Roque Cano y La Fortaleza. Es un auténtico “faro” que nos acompaña durante todo el trayecto, cuya forma va cambiando según lo hace el trazado de la ruta. Es seña de identidad del municipio de Vallehermoso, por lo que está incluido en su escudo oficial. En sus escarpadas paredes existen plantas adaptadas a este tipo de sustrato rocoso. Destacan: la magarza gomera (Argyranthemum callichrysum), el faro gomero (Gonospermum gomerae), la ruda gomera (Ruta microcarpa) además de endemismos como el Senecio hermosae. (figuras 1 y 2)

La diversidad de piedras que conforman los paredones de esta zona demuestran que se trata de un valle de compleja y antigua litología. Algunas de ellas presentan un curioso veteado en forma de círculos concéntricos a los que los geólogos denominan “anillos de Liesegang” (figura 3) que parece se producen por la alteración química de los minerales de hierro de la roca volcánica original al entrar en contacto con agua y oxígeno.

impresionantes, de más de 4 metros de alto, con esquinas perfectas y de gran solidez. Algunos de ellos tienen pequeños desprendimientos, llamados portillos (figura 5). Y, cuando esos desplomes son de mayor tamaño, se les denomina quebradas. Resultó curioso ver un pasamanos en uno de los bancales, en un tramo del sendero que presenta problemas de desprendimientos (figura 6).

Don Julián Ventura, uno de los sabios, nos comenta que, para montar las piedras de las esquinas de los paredones, que son gigantescas, se usaba una barra de hierro para hacer palanca.

Entre sabinas, palmeras y viñas, ñames y berros.

Al comienzo del camino, en el cauce del barranco del Risquillo, en sus limpias y mansas aguas, se cultivan ñames y berros, de forma natural y en las laderas al pie del Roque Cano se aprecia uno de los sabinares más extenso y mejor conservado de Canarias (figura 7). La imponente altura de las palmeras situadas en el cauce bajo del mismo barranco nos hablan de su avanzada edad (figura 8).

El vino que se sacaba de las viñas (uva Forastera gomera) del Barranco de La Culata era muy apreciado, por su sabor fuerte y seco, por los gomeros que lo consumían en familia. Fue el primer vino que se embotelló en la isla. Es a partir de la década de los 60, cuando en este lugar se extrae el vino de forma moderna y se etiqueta, se le pone corcho, etc. Anteriormente, lo que se hacía era embotellar el vino de forma más tosca y rudimentaria, en garrafones.

Historias de viajes de ida y vuelta.

Historia de la Finca del Canario

En la década de los 50, en la Finca del Canario, ubicada en las faldas del Roque Cano, se produjo una gran quebrada. Con las piedras que cayeron se reconstruyeron los bancales, motivo por el cual se ven dos colores de piedra diferentes en esa ladera profusamente abancalada. Como curiosidad, la viña no es tan productiva en la parte de los bancales reconstruidos de la finca del Canario, debido a que las características minerales del suelo, de color blanquecino, no son las más apropiadas.

En esa época de la posguerra, de miseria, de hambruna… se vivía con las cartillas de racionamiento y en el año 1948 el camión que llevaba la comida de Vallehermoso no pudo llegar por una quebrada que se produjo cerca de la presa de Las Rosas.

Historia de “La Mouche”

Javier, uno de los alumnos del colegio de Vallehermoso que diseñó la ruta, aprovechando la parada en un cruce de caminos, en el barranco de La Culata, narró la leyenda de “La Mousche” (mosca en francés), un corsario francés. Dice que, en el siglo XIX, en 1804, pasó por las costas de Vallehermoso, un corsario francés que iba a entregar cargamento de cañones a La Palma. Eran 8 de hierro y 2 de bronce. Y entre el 4 y 6 de marzo naufragó en la playa de Vallehermoso aunque en otras publicaciones se dice que sucedió en la playa de La Sepultura (Tamargada) (figura 9). El barco se decía que huía de los piratas y, algunos de los supervivientes se escondieron en el pueblo. Sus descendientes son reconocibles por tener el pelo rubio y pelirrojo.

Aunque no existe evidencia científica que corrobore estas afirmaciones genealógicas, sí es cierto que dicha historia forma parte de la memoria colectiva del pueblo de Vallehermoso. Lo cierto es que La Mosca fue perseguido por la fragata inglesa Diamond y un bergantín del que se desconoce el nombre, que, según palabras del capitán del primero, E. Griffin “después de una dura persecución, le obligué, por los daños recibidos de nuestro fuego, a refugiarse en la costa norte de la isla de Gomera, donde pronto naufragó.”

Llegada del primer coche a Vallehermoso

El primer coche que llegó a Vallehermoso se trajo en un vapor que recaló mar adentro y con una caletera se trasladó hacia la playa sin ningún percance. A continuación, fue trasladado hasta el interior del pueblo al arrastre de mulos y de vacas. El primer coche que llega a Vallehermoso fue en 1945 (N. Inv.)(1), en plena posguerra. La distancia que separaba la playa de el pueblo era de 3500 metros de distancia, y el camino era por un barranco repleto de enormes piedras, por lo que el vehículo pudo ser transportado gracias a la fuerza y el ingenio(2)

A pesar de la inexistencia de carreteras por las que circular, su dueño, Antonio González Martín, vio en su medio de transporte una fuente de ingresos. De ahí que comenzara a cobrar a todas aquellas personas que quisieran experimentar la sensación de desplazarse en un vehículo a motor(3).

(1) No concuerdan las fechas dadas por los sabios, con las encontradas posteriormente.

(2) Mora Morales, M. (diciembre de 2018).

(3) Mora Morales, M. (diciembre de 2018).